
La verdad es que aunque el nivel seguramente sea bajo comparado con el mismo grupo de edad en España, Ethan ha destacado en todos los partidos, le he visto detalles que me han hecho mucha ilusión, un día intentando darla de tacón en el área pequeña, otro día gritando a su equipo que podían remontar (y lo hicieron con 6 goles suyos), incluso encarándose con algún contrario cuando los marcajes individuales se pasaban de la raya. El otro día llegó a dale un "toque" a un compañero que no estaba muy centrado en el partido y nos había costado dos goles (no le gritó ni nada, sólo le preguntó que porque había dejado que le metieran dos goles). El tío lo vive bastante y es por éso que le hemos apuntado a un campamento de una semana para que practique y aprenda más cosas este verano. También estamos intentando montar un equipo con los mejores niños de su liga para ir a jugar con otros equipos de vez en cuando.
En fin, que le ha picado el gusanillo el fútbol como le picó a su padre cuando era niño, recuerdo esos sábados en los que me pasaba el día entero jugando a la pelota en el cole, o cuando subíamos a Lavapies con mis padres y jugábamos al fútbol en la calle Miguel Servet con una botella vacía de leche. También recuerdo los partidos con mi hermano en el salón de casa con una pelota hecha de bolsas de plástico y celofán. Ahora es mi hijo el que disfruta dándole patadas al balón y yo con él, su madre se vuelve loca en la grada animando a su hijo e incluso Sophia abraza a su hermano después de los partidos. Quién sabe lo mismo cualquier día acaba levantando un trofeo en Hamburgo como ha hecho hoy el Atleti, aprovecho también para felicitar a mis amigos colchoneros que se lo merecen, por todas esas tardes que les he visto caminar con la cabeza gacha por la glorieta de Marqués de Vadillo, en especial Begoña, su padre y sus hermanos José y Ramón ¡Aupa Atletí!
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