miércoles, 5 de octubre de 2011
Manitas
El otro día estuve a punto de volver a escribir en el blog, la excusa fue hacer un tutorial sobre cómo cambiar un inodoro. Lo tenía todo preparado, la herramienta, el inodoro, la cámara y hasta un trípode. Había visto un video en Youtube de Home Depot sobre cómo hacerlo y estaba preparado para pegar el cambiazo en una hora o menos.
Dos horas más tarde había dejado de hacer fotos, comenzado a blasfemar (en mi lengua materna porque por mucho “fuck” ý “shit”que puedas decir, no hay nada que libere el estrés tan bien como un “me cago en su puta madre” y que me perdone mi abuela por el lenguaje). En ese momento me estaba planteando si dejar el baño estilo japonés, lo que para nosotros viene a ser bodega de Lavapies, me refiero al agujero en el suelo con las huellas de porcelana a los lados y una cadena de metro y medio colgando de la cisterna, o decirle a Jamie que la casa pasaba a tener un solo baño a partir de ahora.
Esto me hizo reflexionar y aceptar que nunca he sido un manitas, vengo de una larga tradición de artistas del bricolaje, mi abuelo por ejemplo construyó la casa en la que me crié con sus propias manos, era tan avezado que los vecinos le contrataban para ponerles una luz, un desagüe, hacerles un mueble de madera, en fin lo que fuera. Después están mi madre y mi tío, la primera ha sido siempre la encargada de hacer las chapuzas en casa, lo que me trae a la memoria el asunto de las herramientas.
Durante muchos años había una sola taladradora en la familia, la del abuelo, cuando alguien necesitaba hacer unos taladros la tomaba prestada y luego la devolvía a su dueño (este prodigio de la ingeniería alemana ha servido a mi familia durante unos 25 años por lo menos). Después estaba la pistola de pegamento caliente y la grapadora de mi madre, funcionaba de la misma manera, si te hacía falta pegar algo o graparlo a la pared le pedías a Ana la herramienta en una reunión familiar y la traías de vuelta a la próxima; y por último estaba la sierra de calar del tío Ángel. Hoy en día con herramientas en los todo a cien se ha ido perdiendo la tradición y cualquiera tiene un arsenal de herramientas en su casa que duran un par de obras y cuando dejan de funcionar pues se compra otra en los chinos y listos.
Volviendo al tema de la estirpe de chapuzas me quedo con la memoria de mi madre y sus utensilios de manitas cuidadosamente recogidos en diferentes contenedores de plástico, en concreto cajitas de esas de bastoncillos de los oídos que a juzgar por la cantidad explican de donde viene mi obsesión por limpiarme las orejas, supongo que para tener tantos debíamos de limpiarnos las pabellones auditivos más que los dientes. También recuerdo en los albores de mi vida adulta (hace más años de los que me gustaría admitir) bajar a casa de mi tío Ikea, si Ikea, porque él inventóhttp://www.blogger.com/img/blank.gif eso del hágaselo usted mismo antes que los suecos. Me viene a la memoria con especial cariño un armario empotrado que se construyó el solo, planificó el mueble, compró y corto maderas, las pintó, barnizó y canteó (una de las tareas más frustrantes que puede haber); y luego ensambló el mueble entero. Mi contribución era mantener una cerveza fría en la habitación, sujetar los tableros y cantear alguno que otro. Allí entre los efluvios de pegamento y barniz pasamos buenos ratos.
En fin que a pesar de semejantes genes y la multitud de proyectos completados, porque en esta vida que no se te dé bien el bricolaje no te exime de tener que hacerlo, yo he cambiado inodoros (si, al final lo conseguí), montado puertas, moqueta y hasta un cobertizo entre muchos otros trabajitos; he de decir que mi habilidad como chapuzas no va más allá de la de un tío con mucha voluntad, poca destreza y cantidad de entrañables recuerdos familiares.
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1 comentario:
Lo que nos hemos reido leyendo tu crónica ... ¿cómo le llamaba tu tío Angel? ... ¡Ah si! El buena picha ... por lo que se ve en el video, en EEUU tambien los hay ... Muchos besos y ánimo, esto es cuestión de atreverse y practicar (y tomo nota del dicho). Muchos besos
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