Hasta ahora os he hablado de las bondades de correr “descalzo,” pues hoy no; hoy os voy a contar lo frío que esta el suelo a las seis y media de la mañana en otoño y como se te congelan los pies, los tobillos y las pantorrilas.
La clave es que la suela es muy fina, lo justo para protegerte de cortes y heridas más o menos graves, pero insuficiente para proporcionar aislante térmico y claro hasta que sale un poco el sol y calienta el suelo pues la temperatura de este es gélida. Después de 25 minutos de carrera continúa a un ritmo majo he seguido caminando para relajar la musculatura y terminar con buenas sensaciones, espero salir a correr con Devin el miércoles por el monte.
En general las temperaturas por aquí están siendo bastante suaves (7ºC por la noche y 20ºC durante el día), de hecho ayer estaba sin camiseta y con pantalones cortos en el jardín construyendo nuestro cobertizo (que va viento en popa ya lo veréis). Por las noches refresca un poco (7-8ºC) y cuando llueve (la humedad en el aire no suele bajar del 80%), lo hace a cántaros pero a parte de eso el otoño está siendo muy primaveral.
sábado, 24 de octubre de 2009
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