
Es ahora a los casi 33 años que me ha picado el gusanillo de nuevo. Ethan tiene algunas piezas y el otro tía compramos un buen montón de piezas de la serie de la Guerra de las Galaxias a través de Craigslist y ahora no puedo parar de hacer naves espaciales. Ethan se lo pasa pipa haciendo sus propios diseños y cambiándolos por los míos cuando hemos terminado, le pone voces a los muñecos y se inventa historias sobre la marcha. Al papa que duda cabe se le cae la baba con su hijo el “ingeniero”. La verdad es que son juguetes que estimulan la imaginación y el sentido de la lógica por lo que nos agrada que a Ethan le llame la atención jugar con estos juegos quién sabe lo mismo acaba de ingeniero en la NASA, o en la ESA (menudo acrónimo cachondo que les ha quedado).
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