Hacer de viente es una expresión que siempre me ha resultado curiosa, la usa mi abuela para cuando vas al baño a hacer un número dos (así le llaman aquí, el número uno es orinar, así que por eliminación ya sabéis de lo que estamos hablando, como si hubiera alguna duda verdad). El rescatar este dicho del armario familiar se debe a mi hijo y sus hábitos personales.
No hay día que en medio de la cena Ethan no diga, “Papá, puedo ir a hacer pipí?”, “claro, hijo” le respondo yo sabedor de que al número uno le seguirá el número dos sin solución de continuidad. Como parte de este ritual se suma el que Sophia a continuación y en su propia lengua, pida permiso para acompañar a su hermano, de manera que acaban los dos en el baño, el uno haciendo de vientre y la otra animando.
Luego se pasan un buen rato charlando y jugando, a las que más se oye es a Sophia. Y entonces llega la parte final, resulta que como Ethan esta aprendiendo a limpiarse solo, hay que mirarle el culete cuando termina para estar seguro que lo ha hecho bien. Sophia mientras tanto se ha subido al mostrador, o se ha desnudado, o como el otro día ha cogido el pintauñas de su madre y se ha pintado todo el cuerpo.
Finalmente,vuelven los dos a la mesa a terminar la cena después de la rutina de cada noche. Los días que comemos en casa se repite la misma historia y para terminar con el tema os diré que lo mismo suele ocurrir a la hora del desayuno por las mañanas, en resumen que mi hijo aplica estrictamente la política de Metro de Madrid, antes de entrar dejen salir.
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario