El hombre contra la máquina

No, no se trata de un ensayo sobre el humanismo frente a la globalización y las nuevas tecnologías sino simplemente un pequeño relato sobre la paternidad y la inocencia. Como algunos recordaréis, hace algunos meses hicimos un robot de cartón en casa, Ethan se lo pasó muy bien coloreando y decorando el androide, que después de los primeros días acabó en un rincón de su habitación sobrepasado por diversiones más excitantes como el fútbol, las construcciones de lego o las aventuras de Scobby – Doo en dvd, todo eso cambió ayer por la noche.

Finalmente había decidido que era el momento de deshacerse del ciborg puesto que con la inminente llegada de Santa Claus, Gaspar, Melchor, Baltasar y la madre que los parió a los cuatro, necesitaremos más espacio para los nuevos juguetes. Cuando le dije a Ethan que mañana nos desharíamos de su robot se puso triste y me pidió que no lo tirara, fue aquí cuando mi experiencia paternal y buena mano izquierda hicieron el resto, le dije que lo mejor era que el robot y él lucharán entre sí, y que si él ganaba y destrozaba al robot lo tiraríamos a la basura pero si que por el contrario, el androide le derrotaba a él, entonces tendría que tirarle a él al cubo y se lo llevarían al vertedero.

La idea fue un éxito, pasamos los siguientes quince minutos (era hora de acosarse) bromeando sobre quien ganaría a quien, o como el robot entrenaba sin descanso cuando se quedaba solo en casa: tanto fue así que se acostó debatiendo con su madre la mejor estrategia para la pelea, y un plan B por si acaso perdía y su madre le tenía que rescatar del cubo de la basura.

Ni que decir tiene que esta mañana Ethan se despertó más de media hora antes de lo normal y que lo primero que hizo fue decir que era hora de luchar, después de los consiguientes preparativos aquí tenéis el video del combate, para los impacientes os diré que el hombre si impuso a la maquina y que Ethan dormirá en su cama esta noche, mientras que Terminator va camino de convertirse en pasta de papel.