sábado, 15 de octubre de 2011

Con un brazo y dos...

Ayer vimos la peli de Soul Surfer sobre una chica que fue atacada por un tiburón y perdió un brazo pese a lo cual se sobrepuso y consiguió cumplir su sueño de ser una surfista profesional. Ya sabéis que el que esté basada en hechos reales es siempre un aliciente en mi caso y aunque había pospuesto el ver esta película en particular finalmente la alquilamos en Redbox. La historia está bien y la ejecución cinematográfica también pero lo que os quería contar es que durante el visionado me vino a la memoria el caso de Oscar Pistorius, ese atleta sudafricano que compitió en la prueba de 400 metros lisos durante el pasado mundial de atletismo de Daegu. Su historia viene de unos años atrás cuando este atleta comenzó a luchar por que le dejaran competir con atletas “normales.” Hubo debate sobre la supuesta ventaja que tenía por usar prótesis, que no me neguéis que manda narices que a un tío al que le faltan las piernas le acusen de tener una ventaja, supongo que es lo último que pensó que le pasaría en su vida.



Al final no quedó claro si tenía ventaja o no pero considerando que en el deporte profesional el dopaje es norma, me habría parecido una broma que esa terminara siendo una razón lícita para cerrarle las puertas a Pistorios de competir con sus semejantes. Además y aquí viene la conexión con la película de la surfera manca, Pistorious representa un ejemplo de lucha por sobreponerse a la adversidad y no dejar que las limitaciones físicas ni las normas establecidas te impidan cumplir tus sueños.

En un mundo, el del deporte, tan vanal y profesionalizado lo único que queda inspirador son ciertos valores, valores que hace tiempo que las superprofesionalizadas y globalizadas estrellas de los diferentes deportes han dejado de representar, ahí están Tiger Woods el putero, el arrogante mercenario de Lebron James, media selección inglesa de fútbol plagada de borrachos con la bragueta floja y dopados que violan las reglas antidoping con naturalidad después de jurar que iban limpios. En medio de toda esa inmundicia emerge Pistorius, luchando contra sus limitaciones físicas, doblegando a algunas de las instituciones deportivas más poderosas del mundo y siendo capaz de ganarse el derecho de competir de igual a igual en un mundial de atletismo.

Ese si que es un ejemplo que me gustaría mostrarle a mis hijos y no me importa si las piernas postizas de Pistorios le dan una ventaja biomecánica, o si tener un brazo menos te ayuda para hacer surf, porque por encima de las centésimas están los valores y las instituciones deportivas deberían de poner a un lado el cobrar derechos televisivos e ingresos de sponsors para defender lo que de verdad hace al deporte tan extraordinario. Desconozco cuánto pagan los bancos o las marcas de bebidas y de ropa deportiva por patrocinar un evento deportivo pero enseñarle a un niño con una minusvalía de cualquier tipo que no tiene por qué competir separado de los demás y que si pone su corazón en el empeño puede ser tan bueno como cualquiera, éso como decía el conocido anuncio “no tiene precio.”

1 comentario:

Nana dijo...

TIENES TODA LA RAZÓN. Esos deberian ser los ejemplos que mostrasen esas marcas marcas deportivas y no como algunos ... besos