miércoles, 19 de octubre de 2011

Ha caído un mito

El mito al que me refiero no es un reciente ganador del Nobel de la Paz que ordena asesinatos selectivos a porrillo, es algo mucho más mundano y menos sangrante. Cerca de nuestra casa además de una cantidad ingente de centros religiosos hay una nave de aspecto industrial con una señal un tanto especial pero antes de explicar los detalles dejadme que hagamos un flashback a mi niñez.

De pequeño mis padres, mi hermano y yo vivíamos en un piso de alquiler y en el bloque de enfrente había un local llamado “Granada”, era un sitio extraño para mí. Primero de todo se pasaba el día entero cerrado y sólo habría tarde y no todos los días, la fachada estaba alicatada con azulejo azul, el letrero luminoso del club protegido con una red de malla metálica y lo más raro de todo… no tenía ventanas. Supongo que algunos de vosotros ya os estáis imaginando la peli de Airbag pero para los que no seáis tan avezados sólo dos palabras Top Less. Si, se trataba de un club de alterne (qué rico el español verdad, alterne, que palabra tan chula) allí mismo enfrente de mi casa.



Bueno para no extenderme mucho más sólo quiero mencionar que de vez en cuando por la noche las chicas salían a la calle, que una vez se disparó un tiro y cerraron el local una temporada y que semiesquina a ese sitio abrieron otro llamado “Alexia” que se dedicaba al mismo sector.

Con todo esta herencia infantil en mi memoria cuando veo un cartel como el de la foto pienso “Granada” pero no la de Boabdil sino la de los pezones al viento. Inmediatamente Jamie me aclaró que no era así y que se trataba de un centro de entrenamiento para animadoras pero yo decía si ya, “animadoras”, eso es exactamente a lo que me refiero. Lo más grave fue cuando me dijo que quería apuntar a Sophia allí y casi me da un vuelco el corazón.

Finalmente todo se aclaró, el mito cayó y efectivamente tuve que admitir que se trataba de un centro de entrenamiento para aprender a hacer piruetas y acrobacias (la profesora titular fue animadora con los Saints de Nueva Orleans ganadores de la Superbowl 2010 lo que en mi anterior hipótesis habría sido otra prueba a mi favor) y no sólo éso sino que ahora mis hijos van dos veces por semana a hacer ejercicio y aprender a dar saltos mortales.

En fin que no todo es lo que parece y es lógico que nuestros recuerdos y convicciones condicionen nuestra percepción de la realidad, es comprensible, pero no es igual menos cierto que también resulta beneficioso algunas veces el ser capaz de cambiar nuestra percepción o aceptar otros puntos de vista para convertirnos en individuos mucho más ricos y respetuosos con los demás.

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