Ayer comenzó nuestra singladura futbolística por tierras estadounidenses y como todo en esta vida tuvo sus luces y sus sombras. Empezaré por las sombras, tal y como os conté el otro día me he apuntado para entrenar el equipo de Ethan pero desafortunadamente de los cinco integrantes de mi equipo 2 tienen la gripe porcina y otro al ser hermano de un infectado pues tampoco está muy allá, en resumen que sólo estaban Ethan y Gaby para entrenar.
Coincide también que esta es la primera vez que Ethan practica fútbol en serio aunque lleva dándole patadas a la pelota desde que empezó a caminar y claro se nota. En comparación con los otros niños de su edad juega mucho más suelto y tiene mayor control de la pelota. Hasta tal punto es así que me dio un poco de pena el que no pudiera encontrar mayor resistencia para aprender.
Las luces vienen con el equipo de los Lobeznos (si es que ya el nombre estaba predestinado porque a mi hijo le encantan los superhéroes), son niños de 6 años que juegan en un equipo entrenado por el marido de una amiga de Jamie y con los que Ethan estuvo practicando cuando terminamos el entrenamiento de los mosquitos. La verdad es que en ejercicios individuales de toque y conducción de balón lo hizo tan bien como cualquiera. Luego en el partidillo se llevo alguna patada (con el consiguiente disgusto) que otra pero me parece que estos chicos y chicas están más acorde a su nivel técnico y suponen un mayor reto para que él mejore su fútbol y es que cuando yo era pequeño la manera de mejorar era echarles partidos a los mayores o tener un hermano mayor con el que jugar.
Resumiendo que le vamos a probar con el equipo de los mayores y si se adapta bien a la diferencia física (son dos años mayores que él) pues será donde juegue este año. Para ayudar con el nuevo equipo y seguir de cerca su evolución me he apuntado a ser el entrenador asistente, he tenido que “sacrificar” mi “carrera” de entrenador titualr en los mosquitos por el futuro del chaval pero me alegra ver que con el nuevo equipo disfruta más del juego. Y cuando no sea así siempre podemos volver a los mosquitos.
viernes, 25 de septiembre de 2009
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