lunes, 9 de noviembre de 2009

El final de una era


Cuando uno se marcha de casa y regresa pasado un tiempo parte del ritual de bienvenida consiste en charlar sobre los cambios o falta de ellos en las personas, cosas y situaciones más comunes o cercanas para nosotros.

Dado que no hace ni siquiera cuatro meses que me marché, es lógico pensar que la mayoría de las cosas siguen en el mismo estado que antes pero desafoturnadamente no es así. Se ha producido un cambio de profundo calado en una de las instituciones que me ha visto crecer desde que era un enano hasta hoy, la churrería de los Hermanos Alonso. Un pequeño establecimiento de venta de patatas fritas de fabricación propia que ha provisto de dicho manjar a miembros de la familia Vidorreta durante casí 50 años.

Sus sabrosas patatas han sido testigos de mundiales, eurocopas y olimpiadas, han sido invitadas de honor en cumpleaños y celebraciones de todo tipo pero finalmente y como consecuencia del paso del tiempo y la proliferación de diferentes establecimientos de venta de chucherías se han visto obligados a echar el cierre.

Desde valga como tributo este pequeño homenaje a los tres hermanos que nos han alegrado tantas tardes de domingo con sus churros y porras recién hechos.

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