Los viejos rockeros...¿nunca mueren?

19:20 del 18 de agosto de 2009 como si de la reaparición de Curro Romero se tratase, el que se suscribe apareció con sus flamantes botas nuevas, sus delgaduchas piernas de siempre y con menos fondo que el tapón de una botella de coca-cola (físico se entiende). Ocupé el carril del dos para jugar, en compañía de leyendas del fútbol europeo y algunas otras adiciones locales, a un equipo de chavales de 18 años que corrían como la madre que los parió.

Vaya por delante decir que aguante 45 minutos con algún relevo ocasional y que hice mi papel con vergüenza torera y cuando eso no llegaba echándole un par de aquello que ya sabéis; pero el titular sería ¡Vaya baño de realidad que me dí ayer! Al marcharme, el partido iba empate a dos y en mi descargo decir que los goles encajardos los vi desde el banquillo.

Fue muy divertido y le agradezco a Jamie Ferguson (formado en el Newcastle, el de verdad) que me diera la oportunidad de participar. Tengo pendiente una cena con el y su familia para agradecérselo y charlar de la posibilidad de entrenar algún equipo de niños pequeños por esta zona. Jamie encabeza una academia de fútbol con usa instalaciones fabulosas en Farihope/Daphne (sur de Mobile, junto a la bahía) y está pensando en ampliar sus servicios al norte que es donde vivimos nosotros. Su esposa trabaja en el mismo centro que Jamie y tiene dos hijos uno de 5 y otro de 3 años. Entre los miembros de su staff técnico hay un señor que jugaba profesionalmente en Croacia antes de la guerra y que llegó a compartir vestuario con … ¡Davor Suker! Menuda historia debe ser la suya, de futbolista de éxito europeo a refugiado político en Estados Unidos, investigaremos.

Un último detalle, en la mochila llevaba la camiseta oficial del Real Madrid que me regalaron mis amigos cuando me fui a L. A. y no me atreví a ponérmela para no deshonrarla. El próximo día prometo hacer propósito de enmienda y si las piernas me dan un poco más de si, dejar el pabellón más alto. Todo esto me recuerda que dentro de 3 años esta previsto un duelo con mi primo Adrián (que entonces tendrá 18 años y yo el doble) en una cancha de baloncesto, cuando pienso en ello después de lo visto hoy unos sudores fríos me recorren la espalda...